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Los entusiastas de la detección de metales se han ganado
una mala reputación entre estos científicos porque algunos
desentierran sus hallazgos sin tener en cuenta toda la
información que puede ofrecer el lugar. Algunos incluso
extraen y venden objetos valiosos antes de que los puedan
estudiar. Pero la arqueología y la detección de metales
pueden y deben colaborar en todo momento. Los aficionados
suelen localizar emplazamientos en los que los expertos
pueden recuperar información valiosa. En 2011, un hombre
que exploraba un terreno en el norte de Inglaterra durante
su hora del almuerzo encontró un cofre de plomo lleno de
monedas de plata y joyas. Los expertos determinaron que
los objetos tenían más de 1000 años de antigüedad y que
databan de la época vikinga. El Museo Británico declaró que
el descubrimiento fue uno de los hallazgos arqueológicos
vikingos más importantes de la historia.
Algunos expertos han comenzado a trabajar codo con codo
con aficionados de la búsqueda de metales. Cuando los
historiadores quisieron estudiar todo el campo de batalla
en Little Bighorn (Montana, EE. UU.) para saber más sobre la
batalla entre los Sioux y el general Custer en 1876, llamaron
a decenas de aficionados a la detección de metalespara que
los ayudaran. Los aficionados barrieron sistemáticamente
el lugar, pero, en vez de desenterrar los objetos cuando
escuchaban un pitido, marcaron sus hallazgos con
banderas para que los científicos pudieran tomar notas
cuidadosamente.