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Bienvenido al reducido círculo de los que
esperan de su reloj algo más que la exactitud. El placer
que da un reloj es algo más que el placer de la hora
exacta. Es el entusiasmo por una idea sorprendente. Por
la conjunción de precisión y fantasía. De tiempo e intem-
poralidad. De limitación e infinito. De leyes, a las que ha
de atenerse todo el mundo, y gusto, que no ha de impo-
nerse a nadie. De ahí que, desde hace más de 135 años,
nos tomemos un poco más de tiempo para hacer un reloj
que no sólo marche con extrema precisión, sino que irra-
die en cada momento la fascinación de una obra maestra
de artesanía: a través de sus innovaciones técnicas, de su
material o de su forma, aunque se hallen escondidos
en los más diminutos detalles, que a lo mejor ni se ven a
simple vista. Un hermoso ejemplo de esta tradición de
IWC es ahora suyo. Reciba nuestra más cordial enhora-
buena, y nuestros mejores deseos de que pase con su
reloj un tiempo que quizás no se pueda describir con
mayor exactitud que aquí.
El Equipo Directivo de IWC